Sobre Vivencias

Vivencias en extásis no obedece a un orden cronológico o espacial, es en sí, un conjunto de experiencias, seleccionadas y pausadamente distribuidas.

En principio, se quiere que usted como lector encuentre en este libro algo de si mismo, a saber, su propio estilo de sentir, de ver, de vibrar y de identificar cada vivencia por trivial que esta parezca. En la medida en que esto se logre, habremos logrado el objetivo planteado a la hora de hacer públicas estas palabras de vida que hoy tiene en sus manos.

El poemario recoge todas aquellas piezas escritas tras sucesos, amarradas a mi esencia y colectadas a partir del deseo de trascender. Juan Ramón Jiménez acertamente al respecto dijo una vez: "la obra de un poeta, es lo que él quisiera ser y seguir siendo después de muerto: es pues su vida duradera y perdurable". Y así como otros trascienden, personalmente considero las letras como el camino a seguir; de ahi que trato de involucrarme en lo que hace parte del mundo a través de la palabra.

El poeta es la consecuencia de su poesía, por eso espero que usted la disfrute y pueda dar su juicio.

Enhorabuena y ojalá Dios nos permita tener alguna vivencia en común.


Maritza Zabala-Rodríguez

Algunos poemas

Somos
Somos alborada en esta esperanza muda
que deambula en el túnel de lo cotidiano.

Somos aire fresco de diciembre que enfría las madrugadas ebrias de emoción que concluyen
fugaces al saciar tu piel.

Somos locura, razón y a la vez, no somos nada.

Transitamos días enteros, noches eternas
y sin ser nada ante nadie, siempre seremos:
Tu mi mejor aventura y
yo la causa de tu resurrección.



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Acógeme
Las rimas de mis labios como anillos calzan tus curvas.

En éxtasis nos gozamos mutuamente.

Tú piel, tu dulce piel me abriga y se extiendepara humedecerme con su calor.

Acógeme prolongadamente...

Hasta que mis raíces se hagan tuyas,y mi Dios o mi alma sean el origen de tu fin.


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Sueño de tarde
Quiero dormir placidamente sobre tu regazo.
Entregarme al descanso y sentir mi cuerpo
y mi alma dejados junto a ti.

En silencio, con solo mi piel y mis ojos rozando tu ser,
me gustaría escuchar tu corazón.
Poner mi oído y mi torso sobre tu pecho
para sentir como todo en ti,
tras la ebullición de la pasión
desinhibidamente vuelve a la quietud.

Saberte junto a mí en ese instante en el que
desposeídos de todo abrigo,
sin más piel que nuestros cuerpos,
podamos dormitar con desenfreno sobre la realidad.

He imaginado sentir tus labios,
los mismos con los que me dices
palabras que llenan mis días de motivos,
explorando de forma pausada, húmeda y desvergonzada,
este cuerpo del cual ante tu presencia pierdo el dominio.

Sueño con amarte una vez más en forma desenfrenada
y con la locura ya vivida,
nuevamente tal como al principio,
tras la fusión de nuestras carnes,
ser cómplices del sueño y compartir,
además de este espacio,
el silencio entre tu y yo.



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Reencuentro

Pasaron días, meses, algunos años;
para que un día cualquiera
nos tuviésemos de nuevo frente a frente.
Las risas abrigaron el encuentro.

Nuestras miradas jalonaron la tacita decisión
y las copas nos sofocaron hasta ahogar
la razón, mi libido y tu emoción.

Sin mediar palabras danzamos otra vez,
como ayer, en la cama con liviandad.

Es bueno regresar y sentir que aun vivimos,
que no hemos muerto para otros.


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Despedida

Amarramos este sentimiento
con tanta pasión, con vehemencia brutal,
que lo asfixiamos, escasea, se ha ido.
Se agotó.

Ahora se hace necesario
ingresarlo de urgencia a cuidados intensivos.
Allí, en reposo, sin ajenos y molestias.

Solo y sin visitas,
nacerá de nuevo el almíbar
que conserve su esencia.
Por ahora, adiós.


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Miró

A tu lado me siento Miró.
Cada vez que nos fundimos
germina un nuevo color,
explota una palabra sublime
y cada vez............ renace la vida.


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A hurtadillas

No es pasión visceral lo que me une a ti
solo el nexo de la complicidad extrema
que arrastrando la estela de
nuestra humanidad permite que entre aromas, letras
y acciones tengamos horas para
danzar con liviandad sobre esta realidad

No deseo estar toda la vida junto a ti
Pero valoro cada minúsculo segundo
En el que por opción propia intersectamos
Vidas, acordamos voluntades y
Hacemos de la carne solo un medio
Para fraternizar

No espero nada de ti.
Pero agradezco todas las escenas vividas
Cada palabra dada y cada roce logrado
Con una mirada, en un silencio......

Sin nada a cambio, hemos descubierto el placer de saber
autenticas las jornadas que sin mas,
experimentamos en nuestra furtividad.


(c) Maritza Zabala-Rodríguez. Todos los derechos reservados.
ISBN 958-33-3656-4
ISBN 958-333655-6
Prohibida la reproducción total o parcial de estos textos sin la autorización de la autora.

Ausencia

A mamá hoy dia 29, en el que cumple otro mes más de su partida al cielo.

Tu ausencia se encajo
de tal forma entre los huesos,
a tal punto,
que sin mediar razón,
muchas veces,
casi siempre,
hace presencia.

No pasa un día sin evocarte,
sin sonreír a solas,
o llorar de pronto.
Allí estas,
como perenne
pasajera de este trasegar.

© 2008. Maritza Zabala Rodríguez. Todos los derechos reservados
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Notas de prensa



Notas de prensa

Localmente en la capital del país vallenato, en Valledupar y en la costa Caribe, se escribió sobre vivencias. Aquí algunas notas de prensa.

José Atuesta Mindiola (Maríangola, Cesar, 1954). Conocido como el "Poeta de Mariangola" es licenciado en biología y química en la Universidad Distrital de Bogotá. Fundador del grupo literario Alfarero de Valledupar. Rector del colegio Rodolfo Castro de Maríangola y decano de educación de la Universidad Popular del Cesar.Ganó el primer premio de poesía del departamento del Cesar en 1986 con Cantos de falena. Galardonado también como ejecutivo por la Cámara Junior y como maestro por la Asociación de Educadores del Cesar.

Obra: A los ojos de todos, que fue «el primer libro publicado en Valledupar» (1982) y Dulce arena del musengue (1991).El prologuista de esta última obra, Éder Araújo Arias, dice: «En sus versos es perceptible la búsqueda de una expresión poética fiel a su entorno... Hay en su obra un rescate de los signos lingüísticos de la región: musengue, cotero, alfagía, cacimba, cañahuate, baquiano, viranga, abarcas y rozas». "Estación de los cuerpos" (1996), "Un tambor roto en la pisada" (2001) y "Valledupar desde la otra orilla" (2004). Ha sido incluido en las Antologías Nacionales: "Poemas al padre en la poesía colombiana" (1996) y "Voces de fin de siglo en la poesía colombiana" (1999). Fue uno de los ganadores del Concurso Nacional Que Descanse en Paz la Guerra (2003), convocado por la Casa de Poesía Silva. Acaba de publicar su libro "Décimas vallenatas", las cuales hablan de historias, personajes y situaciones que llenan de vida al corazón.

Si quiere leerlo, haga click aquí http://www.elpilon.com.co/noticias/op00000199.htm
http://scienti.colciencias.gov.co:8081/ciencia.war/search/EnProductoGr/xmlInfo.do;jsessionid=85F8F80CC04752F5CED43A764EA86312?nro_id_grupo=00000000004197&seq_producao=65&cod_rh_cv=0001042173&seq_producao_cv=7

Palabras Maritza Zabala-Rodríguez presentación del poemario

Buenas noches: No siempre sabemos de donde viene la poesía, pero sí a dónde va: a la gente. Y los que escribimos poemas tratamos de que estos sean comprensibles para los lectores. Aunque hay momentos, sin embargo, en que se trata de un mensaje casi hermético, llegado como por mandato de la naturaleza, y nada podemos hacer más que escribirlo.
Siempre me pregunte “¿Debo escribir?”. Y desde que la respuesta fue si, escribo. Con interés, importancia, pereza, emoción, pero siempre como testimonio de ese apremiante impulso. En mi caso escribo, en primer lugar, porque alguna vez, hace mucho tiempo, comprendí que no podía dejar de hacerlo; es la poesía aquello que nos conforma y de la que prácticamente todo lo demás es un añadido. De ahí que existan tantas explicaciones de la poesía como poetas hay.
Empecé a escribir para mí. Se necesita una fuerza muy grande y muy madura, para poder dar de sí algo propio ahí afuera donde existen muchos buenos y, en parte, admirables legados.

Por esto, no quise comprometerme con motivos de carácter general. Recurrí a los motivos de mi propia vida. Describiendo mis tristezas, anhelos, pensamientos fugaces y mi fe en lo bello, lo esencial y como dice una amiga mía, en las frivolidades. Hice el ejercicio de decirlo con la más reservada, callada y humilde sinceridad. Valiéndome para expresarlo de las cosas que me rodean, de las imágenes que invaden mis sueños y de todo cuanto hace parte de mi maleta, de mis vivencias.
A través de la palabra expreso el afán y la desesperación que dan el no poder callar, el estar condenada a escribir lo que la mente va ordenando según sobreviene, esto en ambas direcciones, de afuera a adentro y viceversa.

Y entonces escribo, para las clases, para los amigos, para la columna y para mí. Resulto en aquel momento que descubrí cosas, sentires y expresiones que no creía tener. Me sentí rica y todo significo desde entonces poesía. No hay lugar alguno que me parezca pobre o me sea indiferente. Lo mejor de todo es que este ejercicio, el de la escritura, reafirma día a día mi personalidad, ensancha mi soledad y en algunas oportunidades se convierte en mi morada. Volverse hacia dentro, sumergirse en el propio mundo, sirve para hacer brotar versos y es cuando a uno ya no se le ocurre preguntar a nadie si son buenos. Son versos, son pedazos de voz, manojos de palabras que amarran vivencias de la propia vida.

El hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido, así la vida encuentra de ahí en adelante caminos propios. Y una obra es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Pues en este modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro.
Comencé a escribir poemas que guardé durante un tiempo y que luego ese mismo tiempo destruyó, cuando, a partir de las lecturas supe que había otra manera de usar esas mismas palabras; supongo que fue el momento en que realmente empecé a ser eso que llaman “una mujer que escribe”. Ese fue mi descubrimiento del poder de la poesía; para ser más exactos, la palabra.
En cuanto al lector, me considero mi lectora primera, con la limitación lógica que es no lograr el distanciamiento adecuado o la dosis de objetividad del ojo ajeno. En mi caso, el lector espera en un segundo plano alejado y medio difuminado, esto en el acto de la escritura.
Cuando escribo, estamos solos yo y lo que ha sucedido en mí que me impulsa a escribir. Alimentada por todo lo que está fuera de mí, estoy sola conmigo.
Para mis textos, querría un lector despacioso, que encontrara las claves de lo que escribí como si se las susurrara al oído. Claro que sé que esta es una visión romántica. He tenido oportunidad de ver a otras personas leyendo escritos míos, sin que ellas tuvieran la ventaja de saber que yo lo escribí, y lo que sentí fue extrañeza total.
Me ha formado como persona que escribe el estar viva. Esto trato de no decirlo como una pedantería, uno nunca sabe a las claras qué forma un poeta. Me he nutrido de textos de otros, tanto como de conversaciones con otros, quiero decir que muchas veces no nos sentimos influenciados en modo alguno por la obra de determinado escritor y nos declaramos pares de sus criterios sobre diversos temas.
Somos lo que nos hacen la circunstancia que vivimos y palpamos, pero si nos pusiéramos “solemnes” diría que somos también todo lo que sucedió desde los primeros hombres, como los de aquellas tribus de cabeza pronunciada en el sitio donde se supone almacenaban los conocimientos logrados por sus antecesores. El tiempo condensa estos conocimientos y llegan ya a nosotros en su esencia, liberados del proceso por el que fueron alcanzados. Por esto y para decirlo en términos gráficos, casi en broma pienso que gracias a eso nuestra cabeza física no crece indefinidamente, pero sí creo, en cambio, y muy en serio, que el espíritu del hombre debe ser más elevado, al menos como tendencia. El poeta muerde esa almendra destilada que va siendo el mundo y lo traduce, se me antoja pensar que el poeta es un tamiz que ve la vida desde si y la re-escribe.
En todo caso, mis poemas empiezan escribiéndose en la cabeza y dando vueltas allí como un gato para acomodarse en su lugar de todos los días. Ese tiempo que el poema pasa filtrándose es mi manera de resolver las cuestiones formales de la escritura. Cuando finalmente lo escribo, suelo hacer pocas correcciones. No sé si le sucede lo mismo a otros escritores, por lo pronto cada uno tiene sus manías creativas, desde escribir sin darle respiro a la pluma o al teclado y almacenar todo ese material, hasta los que escriben y re-escriben -literalmente- los mismos poemas durante mucho tiempo. Alguien alguna vez decía que al hacer mis notas lo hago como si algún tercero me estuviese dictando.
Y puede ser que si, pues los referentes inmediatos casi siempre son los mismos. Podemos parecernos en nuestras claridades y también en nuestras oscuridades. Aunque no tengo claro cuál de estas dos cosas nos une más. El Feng-shui dice que todas las cosas e incluso las personas tenemos un lado blanco y público y uno oscuro u oculto y no son lo mismo de ninguna manera. Es cierto que hay lados oscuros que la persona nunca muestra. Las porciones oscuras que admitimos parte nuestra, de un modo u otro salen a flote en lo que escribimos, así lo siento yo. Tengo esas oscuridades, es más, no creo que exista ser humano sin ellas,
Sobre los temas, escribo de todo: alegría, éxtasis, nostalgia, furtividad. Aunque a veces a alegría pareciera que no es necesario escribirla. Escribo de todo: claro, oscuro, bueno, malo. En la oscuridad, sueño mis sueños oscuros. Pero no albergo sentimientos oscuros hacia los otros seres humanos. La luz, el deseo de la luz, asoma en lo que escribo. De ahí que espero que se tomen su tiempo para leer estos poemas y tal y como lo digo en el libro, ojalá que Dios permita que tengamos alguna vivencia en común. Gracias por estar aquí, por apoyar la obra y desde ya pongo a juicio de ustedes estas palabras de vida que son Vivencias en éxtasis.
Muchas gracias.

Maritza Zabala-Rodríguez
Valledupar, 30 de julio de 2002.

Prólogo

Este prólogo fue escrito por Mary Daza Orozco. Previo al lanzamiento del libro que se realizo en Valledupar, capital del departamento del Cesar, donde la autora residio por varios años.


Estos poemas de Maritza Zabala Rodríguez, escritos en libertad, viscerales y palpitantes, se leen con el corazón acelerado, la sangre encrespada y el alma colmada de ardorosa temperatura.

Son esquirlas de vida en el camino. Son truenos, sin tormentas, que llenan espacios. Son el resultado de la labor juiciosa de enhebrar los anhelos del alma y los suspiros de la carne. Son sueños, erotismo, cotidianidad, sibaritismo, ruta, huella, amor, dolor, fragmento, vida fresca, vida intacta, vida lacerada.

Fueron concebidos en raptos indescriptibles de creación pura, sin más aditamento que el corazón en las manos. De ahí que, a pesar de que el erotismo sea el eje central del poemario, no son ajenos al entorno, a la marcha imparable del mundo de la inmediatez.

Conocía a Maritza Zabala Rodríguez como ensayista. Si, sus columnas periodísticas son ensayos, de anclaje profundo en la situación preocupante del mundo, del país. Ahora al leer su obra poética supe que su dimensión se extiende a horizontes no imaginados. Comencé la lectura con curiosidad y pronto me di cuenta de que estaba ante una domadora de palabras. ¡Eso es ella!

Las palabras que la estremecen desde su interior, se atropellan al querer salir en desbandadas, pero las va apaciguando, las modela de tal forma que hacen lo que ella quiere: cantares de vida; cantares de sueño; cantares de sexo lujuriante y eterno. Las aprisiona en jaulas que son brazos como dogales. Las hace atravesar por círculos candentes; el clímax, el éxtasis. Las obliga a volar; la libertad, la sublimación. Las lleva al descenso; descanso telúrico. Las sojuzga, pero luego de que la han golpeado y han creado sus vivencias; de ahí el acierto del título.

Según Arthur Rimbaud “No es bueno interpretar a los poetas porque, al hacerlo dejan de ser poetas”. Es verdad, es como develar un misterio, deja de serlo, pierde su razón de ser. Es más, creo imposible poder interpretar a un poeta, describirlo, desmenuzar su obra, asegurar qué quiso decir; no es posible porque la poesía para su hacedor es la explosión de sus sentimientos, de sus recuerdos, de sus necesidades, de sus momentos, de los fantasmas que lo habitan, del tiempo en el que trasciende, del espacio que se le da infinito; para el lector es degustación, es plenitud, es lavar el alma en el cantar de otro.

Decir cuál de estos poemas es el mejor sería una aseveración irresponsable, porque todos cumplen una cita con el querer de la autora; ese que más llega a confundirse con un sentimiento similar al que experimentamos, puede ser el preferido. Además, lo que interesa con respecto a los poemas es el placer que proporcionan, por trágicos que sean. “Lo que importa es el movimiento eterno que está detrás de la poesía, la vasta corriente subterránea de dolor, locura, pretensión, exaltación o ignorancia por modesta que sea la intención del poema”, asegura Dylan Thomas. Esa intención en Maritza, sin que ella se lo propusiera, está más allá de la modestia, porque los poemas que surgen de arrebatos espirituales no tienen medidas, no hay calificativos que los señalen, sólo son poemas. En Somos, ¡cuántos no han vivido la última estrofa!: “ Transitamos días enteros, noches eternas / y sin ser nada ante nadie, siempre seremos: / Tú mi mejor aventura / y yo la causa de tu resurrección.
Y en Predicción, un verso de pura belleza sacado de la más común de las expresiones femeninas: “...y el perfil más extraño del hombre que hasta ahora ha habitado mi historia.”

Sí, no se trata de estudiar a la autora, ni de clasificarla en la corriente literaria, ni en la técnica de las que está imbuida – eso es trabajo para los críticos - se trata de solazarnos, de gozarnos con la creación literaria genuina, sin prepotencia, sin afanes de gloria, sólo con la belleza dando pinceladas a situaciones puramente cotidianas para hacerlas llevaderas, soportables. Lo confirma en Reencuentro:
“Es bueno regresar y sentir que aún vivimos /
que no hemos muerto para otros”.
Lo disfruta en Silencio: “ Algunas veces, también en el silencio, me uno al mundo. En Soledad: “ La soledad llegó inundándolo todo, esfumando la magia. Ahora extraño cosas, momentos, risas, hechos, nuestros silencios. ¡Todo!”

Saludo con emoción esta irrupción de Vivencias en universo literario, con palabras, que ya domadas, fluyen con elasticidad felina, para hacer del erotismo una oración a la vida; dimensión novedosa de una joven mujer que desgrana versos con fruición. Versos que en ocasiones son gritos de nostalgia o de libertad; que son oraciones o despedidas; poemas que remueven lo perdido y festejan lo encontrado; cantares que seguramente, en estos momentos cuando la soledad del mundo tiene una estatura infinita, cuando las noches son inmensas y la tristeza de las cosas es cada vez más honda, llevarán al lector a ir de aquí para allá tanto en el mundo real como en el del espíritu.

Valledupar, junio de 2002
Mary Daza Orozco
@MaryDazaOrozco

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